Este es el aspecto que por estos días tiene mi flamante estudio (atención a los altavoces de alta gama, tengo los dos por motivos estéticos porque sirve sólo el izquierdo). Luego de que mi reciente divorcio me dejara con el arsenal musical significativamente mermado -en cuanto a equipos, no inspiración-, recurrí a Yonatan Blu, mi compañero de piso, para que me prestara una groovebox que tenía dando vueltas por ahí, polvorienta y muerta de tristeza.
La maquinita, una Roland D2, resultó ser divertidísima, tiene sonidos bastante cañeros y / o ridículos, y es muy fácil de usar. Me sirve también como secuenciador para el Nano, que es el protagonista de la pista junto con los samples de voz y agogo y los arpegios tranceros.
También puede oirse una adquisición reciente: este bellísimo órgano italiano de los '80. ¡Ese color crema, esa forma aerodinámica...!
(Por cierto, se trata de una primera versión de la pista de la que será la próxima canción de El Profesor, que vuelve a los escenarios después de años de represión y censura. Y ojo, que hay colaboración de por medio... ¿quién será la afortunada?)
3 comentarios:
Eso de desempolvar aparaticos está de lo más interesante... Al parecer, muy buenos aügurios para usted, profe...que siga sonando la colección
Habrá que desempolvar también la regla y el corbatín! :D
Hay que reconocer en Nicolás el don de re-animador, entonces podría decirse que es una especie de Hervert West de los bits, que vive en un sub-mundo musical, colmado de letras románticas, mesas llenas de partes de sintetizadores, teremines, y muchos teclados, que esperan con ansias a ser despertados por la mano del profesor.
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